Normalmente en este blog siempre escribo sobre temas técnicos, pero a veces, pasan cosas en la vida que te hacen reflexionar, como hace unos años cuando escribí
Sobre la (in)competencia médica.
El viernes pasado por la tarde, despues de un par de días con dolor de estómago y algo de fiebre, me subió la fiebre a casi 39, así que nos fuimos al centro médico, que nos redirigió a urgencias. Despues de unas horas y algunas pruebas, me diagnosticaron una
apendicitis aguda y a la mañana siguiente me operaron de urgencias. No fue la mejor forma de celebrar que ese mismo día nos habían aprobado la beta de
datawaki en
heroku y que empezaba las vacaciones, pero las cosas vienen como vienen.
La primera reflexión es la suerte que tengo de vivir en un pais desarrollado, si esto mismo me hubiera pasado en un país subdesarrollado (o hace 100 años), la evolución más probable había sido que se me habría roto el apéndice, y ahora mismo ya estaría muerto o retorciéndome de dolor con una
peritonitis sin posible cura.
En el
post que he comentado antes, hablaba sobre lo despistada que sigue estando la medicina tradicional en temas musculares y óseos. En cambio en este caso no tengo ninguna queja, me parece que el trato recibido y la profesionalidad de todos los implicados en el hospital Ramón y Cajal de Madrid ha sido excelente.
Una vez operado, la planta de cirugía estaba completa, así que los días que he estado en el hospital los he pasado en otra planta, donde la mayoría de pacientes eran mayores y dependientes.
Mi compañero de habitación era un señor de 79 años con
leucemia, ingresado por problemas respiratorios. Nos dijo que no podían hacerle un transplante de médula debido a su edad, así que tendrá que convivir con la enfermedad lo que le queda de vida. El pobre hombre lo estaba pasando bastante mal, con malestar general y estaba muy delgado y cansado.
Uno de los efectos de la leucemia, es la sudoración nocturna, lo que no le permitía dormir y en cuanto se dormía, se le empapaba la cama y se despertaba con frío. Además estaba con fiebre, lo que le incrementaba aún mas el malestar.
Dentro de unos días probablemente se encontrará algo mejor, le darán el alta y volverá a estar unas semanas en casa, hasta que de nuevo le ataque otra enfermedad, ya que por las defensas bajas de la leucemia está enfermo bastante a menudo, y probablemente tendrán que volver a ingresarlo.
Hablando con él nos estuvo contando un poco su vida. Por lo que nos contó ha tenido una vida muy feliz, con un trabajo de responsabilidad del que estaba bastante orgulloso, felizmente casado, y con cuatro hijos ya mayores todos con la vida resuelta.
Al pobre hombre se le veía agotado, sin ganas de vivir, además, nos contó que su mujer estaba con
Alzheimer bastante avanzado y hablaba con muchísima pena de ella. Decía que la echaba mucho en falta.
Y de aquí el título del post. Me parece muy triste que una persona con una enfermedad sin cura, a la que solo le esperan algunas temporadas de encontrarse más o menos bien, junto con otras en las que realmente lo pasa mal y sin ilusion por vivir no tenga el derecho de morir dignamente.
Está claro que muchísima gente prefiere seguir viviendo hasta la muerte natural y que la mayoría no optaría por esa opción, pero espero que algún día tengamos la opción de poder decidir y no estar sufriendo cuando ya crees que has hecho todo lo que tenías que hacer en este mundo.
Si algún día estoy en ese estado, espero que al menos me den la opción, y si aquí no puedo y es lo que quiero, que me
trasladen a donde si se pueda
Por último, si teneis dolor agudo estomacal con fiebre alta, rápido a urgencias, que es una combinación que puede ser muy grave....